Para hablar de mí, me faltas tú.

Eres mi sonrisa nº

contador de visitas

Mi razón de sonreír sois vosotros/as.

Buenos días/noches lectores/as del pequeño rincón de mi corazón, siento mucho tenerlo tan abandonado pero os prometo que no me olvido ni un minuto de él, escribo algo todos los días pero el problema es que no  tengo Internet en casa, solo en la BB y desde ahí no puedo subir las entradas, la última entrada que publiqué fue gracias a mi gran amiga Natalia que ella me hizo el favor de subir la entrada, que se lo agradezco mucho.
Pero bueno creo que a partir de hoy empezaré a publicar todos los días, ya que tengo la clave de mi primo que vive debajo mía jiji:$
Por cierto, se acabaron las clases, el Jueves las notas y por fin libres aunque no por mucho tiempo pero algo es algo. En resumen que espero que sigáis leyendo todas mis penas y alegrías que cada vez que veo el contador de visitas me sale una pequeña sonrisita sin quererlo, ¿la razón? Vosotros/as, que aunque no os conozca a todos os agradezco que sigáis todo lo que escribo.
Y no os olvidéis, sed felices pedacitos de cielo.

J

Simplemente recuerda.

Te espere durante mucho tiempo. En silencio, llorando, viendo como todo cambiaba sin poder hacer nada. Te espere y por ello sufrí. Me usaste y te reiste de mi, y ¿yo? Yo simplemente lloraba y te esperaba. Te espere cuando te tenia a mi alcance, pero tu no te acercaste. Te espere cuando la distancia se hacia notar. En esos días en los que la frase '' en la distancia esta el olvido '' se hacia presente. Cuando ya no eras el mismo. Mis sonrisas se acabaron por esperarte, mis lágrimas se agotaron de tantas veces que te tuve presente. Pero tu cada vez mas. Yo te gritaba esperando que te dieras la vuelta. Pero esa distancia se hacia cada vez mas grande y mi voz se acababa. El llanto me concomía y mis esperanzas se terminaban. Pero aun seguía gritando... Y cuando se me acabo la voz, mis susurros te suplicaban. 
Te fuiste, abandonaste nuestros recuerdos, nuestra felicidad, nuestro futuro. Fue tu decisión. Yo te espere, pero aprendí que ante todo tengo que ser feliz por mi misma. Y hoy, hoy solo me das pena, bueno, tu y todo, esto no tenia que terminar así pero termino. Porque al fin y al cabo si que hubo un ''hasta siempre'' en nuestra historia. ¿Te acuerdas de aquel ultimo día? ¿De aquella vez que te asegure que todo cambiaría? ¿De todas las veces que te advertí que estabas cambiando? Tan siquiera en ese momento que me fui, sin mirar atrás, fuiste capaz de decirme un ''por favor, no te vayas'' Nunca me demostraste ese ''te quiero'' que tiempo después me dirias y yo, me creería. Pero ese no era el momento. Me hiciste esperar esas dos simples palabras, pero cuando las necesita, nunca llegaron. 
Te espere, te espere tanto que me olvide de seguir con mi vida. Por lo que hoy me levanto y abandono esa silla en la que tanto tiempo estuve sentada esperándote. 


*-*

Simplemente te amo.

Todos los días me levanto con tus labios en mi mirada y pienso que si el mundo se derriba tu sonrisa me pone en pie y cuando me vuelva a poner en pie, recordaré tus manos acariciando mi cuerpo, cada beso con el que nos fundimos, cada mirada que por simple que parezca reflejaba un mundo de esperanza a tu lado. 
Esa mirada es por la que lucharé, día tras día, segundo tras segundo; por verte, abrazarte y susurrarte al oído que te quiero, esto es lo que realmente me importa y no desaparece ni por un instante de mi cabeza, quiero hacerte feliz y no soltarte nunca pase lo que pase.

Nunca pasará nada, solo mariposas sobre nuestro estómago, cosas bonitas por nuestros oídos, sueños por nuestra cabeza y besos por nuestros labios.

Esa sensación...

Esa sensación que atrapa cada centímetro de tu cuerpo y de tus pensamientos. La típica sensación que te invade por miedo a perder a esa persona que te hace sonreír cada mañana, esa persona que está todo el día en tu cabeza; ya que todo te recuerda a él, es lo último que piensas antes de empezar a soñar con los futuros recuerdos de ambos, hasta ese momento en el que suena el despertador y vuelves a la realidad, desearías que al girarte estuviera a tu lado rodeando con sus brazos tu cintura y te dijera:

 


-Buenos días, princesa.-


Pero no es así, te tienes que levantar y conformarte con el suspiro de una ilusión perdida y seguir con la rutina'

¿Que sería de la vida...?

Desde pequeños nos educan para hacer caso de todo lo que nos digan o la mayoría de las cosas'.
Yo no lo veo así, siempre hay que respetar  a los demás pero si quieres disfrutar de algo es tu derecho nadie te lo puede prohibir o por ejemplo "con el que dirán" muchas personas han perdido no oportunidades sino ocasiones para vivir la vida sin más y ser feliz. Te apetece ir de fiesta, pues te vas. Piensas que deberías viajar, pues viaja. Sientes que te estás enamorando, no pares ese sentimiento, déjalo que siga su curso, ama como si se acabara el mundo y así lo disfrutarás.




"En la vida hay reglas, correcto, pero las reglas están para romperlas"

Tiempo.

Qué sería de nuestra vida sin el tiempo... simplemente no sería. Pero especificando un poco más en esta palabra, tiempo es lo que pasa mientras estas disfrutando con tus amigos, reírte hasta llorar de felicidad porque es sólo entonces cuando mereces esas lágrimas, también tiempo es el que pasas mientras intentas olvidar a personas de tu vida, de tu tiempo o incluso completamente al  revés, tratar de no perder ni una milésima de segundo con ella.

Desafio.

-Tengo no un problema sino un reto, más bien un desafío-
"La distancia"; Es buena cuando quieres olvidar a alguien pero cuando a ese alguien le quieres con todas tus fuerzas, es un poco púa. Pero para eso estoy yo, no me voy a rendir por unas cifras acompañadas por "km". Porque esas cifras se derriten, desaparecen cuando veo su sonrisa, cuando dice que me quiere y sobre todo cuando soñamos despiertos.

No lo dudes.

Cada día, imaginamos nuevas situaciones, nuevos momentos, pensamos de manera distinta y reflexionamos de una forma especial. Miramos las cosas con otros ojos, con diferentes expectativas y como si nunca nos las hubiéramos propuesto. 
Tal vez, tan solo sea la suerte quien decida por nosotros o tal vez, quiera aconsejarnos. A veces debemos dejarnos llevar por nuestro propio instinto aunque también es verdad que por mucho que sepamos lo que nos puede llegar a pasar, en tan solo segundos todo puede cambiar. 
Puede que la suerte nos acompañe o que la mala suerte nos quite todas esas ilusiones que un día llegamos a conseguir, pero por buena o mala suerte que tengamos no dudes en sonreír.



Me encanta que me hagas enloquecer, pero solo tú.

Me encanta la manera con la que consigues que mi corazón se vuelva asmático dándome un abrazo. Me encanta cuando me hablas a escasos centímetros de mi cara y me falla el pulso. Me encanta que tus manos se aferren a mi cintura y que eso produzca que el aire de mis pulmones desaparezca. Me encanta la manera en la que me aceleras la respiración hasta que alcanza un ritmo frenético, me encanta cuando me dejas sin palabras, me encanta la manera en la que me vuelves loca... por ti.

Callate, estoy hablando con el silencio.


Hay muchos tipos de silencio. El silencio que duele como lija en una pareja enfadada, el incómodo silencio de unos casi desconocidos cuando se acaba el tema de conversación. El que sirve de respuesta para una pregunta difícil, el de alguien que ha decidido abandonarse para morir. Pero yo, sin duda, me quedo con el silencio de un gran grupos de amigos, ese silencio que no importa, que al día siguiente ni se sabe que estuvo puesto que fue tan solo como una pausa para continuar riendo rato después. Me quedo con el silencio confidencial de unas amigas que por dentro se están partiendo de risa. Me quedo con el silencio de una madre que sostiene a su hijo recién nacido en brazos. Me quedo con el silencio que se posa en nuestras bocas cuando algo extraordinario, poco común como el amor verdadero, sucede.

Tu decides.

La vida es una prueba, una prueba constante. Tienes que pasar por un montón de asaltos, superarlos todos, quizás unos mejor que otros y obviar las heridas que te hace el camino puesto que tiempo adelante cicatrizarán. Una reconciliación, asalto superado. Una lágrima derramada, asalto superado. Una confianza forjada, asalto superado. Una relación tras aquella que te hizo tanto daño, asalto superado. Pronto coges ritmo y le pillas el truco, aunque eso no significa que vayas a salir ileso de cada asalto. Tú decides, si quedarte estancado o continuar... 
No dejes que la vida te venza.



Con los ojos cerrados.

Sonó el teléfono. Otra vez, pensé. Ni siquiera me importó quién podía ser. ¿A caso tenía sentido saberlo? No, no lo tenía. Cerré los ojos, como había hecho miles de veces desde ese día. Los cerré y deseé que nunca más se abriesen, nunca más... Estiré la manta hasta que me cubrió la cabeza. Quería protegerme, quería estar sola, aislarme para oír solo los latidos de mi enfermo corazón.
Pero el teléfono volvió a sonar insistentemente, como si de verdad creyese que fuese a cogerlo. Su sonido era tan irritante, tan molesto y estridente... ¿Te va a ganar un teléfono? Ah, no, ni hablar, yo tengo más fuerza de voluntad, soy más fuerte...Y calló por fin. Un suspiro se escapó entre mis labios y saqué la cabeza de entre los cojines y la manta vieja, llena de bolas. Pensé en abrir los ojos, pero sólo se quedó en la idea de hacerlo, se quedaron cerrados.
Fuera se oían los coches y la gente, el ruido de la calle subía ligero, como el aroma del pan recién hecho. Quería tentarme, tentarme a bajar y a reencontrarme con el sol, con el viento y las caras conocidas. Eso último era lo que me daba más miedo. ¿Qué pensarían si me viesen? Hacía tiempo que no le dirigía una mirada al espejo, ves a saber qué es lo que me encontraba. ¿Qué tipo de aspecto tendría mi pelo? Mejor no saberlo, concluí.
Me acurruqué aun más, me hice un ovillo como si fuese un gato. Seguía con los ojos cerrados y eso activó mi cerebro. Mala cosa... En cuanto se puso en marcha, comenzó a pensar y a recordar. Ya está, es tarde otra vez. Un montón de imágenes y palabras, susurradas y gritadas, comenzaron a mezclarse y llevar mi pensamiento de un lado a otro, de la alegría a la tristeza, del amor al odio, de la ingenuidad a la desconfianza absoluta. Desde la primera sonrisa a la última discusión. Eso fue lo que pasó.
Mi corazón tembló ante los recuerdos, eran más poderosos que él y, un día, ya llegaron a romperlo por la mitad. Era difícil encontrar todos los pedazos y juntarlos de nuevo, en cualquier caso sabía que ya nunca sería igual, jamás volvería a ser ese corazón inocente y brillante, nuevo de trinca. No, eso se había acabado para siempre. Pero intentaba, desesperadamente, montarlo de nuevo y poder volver a sentir, aunque sólo fuese la calidez de una sonrisa sincera. No pedía más. Tontamente, esperaba en ese sofá, bajo esa manta, a que mi corazón se recompusiese solo. Tenía la corazonada que sólo hacía falta tiempo, tiempo y silencio. Con eso bastará, creí. Pero los recuerdos habían vuelto y cada vez que volvían eran igual de fuertes, el tiempo no les afectaba, pero a mí me estaba consumiendo.
Se me escapó un débil jadeo, dolía demasiado pensar, hasta cortarte la respiración... y atraía más lágrimas que cualquier otra cosa. Abrí los ojos un momento, sólo para que la luz que entraba por las ventanas me recordase que seguía viva. Pues sí, lo seguía, así que cerré los ojos de nuevo.
Y el teléfono volvió a sonar. Otra vez, insistentemente, deseando que lo descolgasen. Pero yo ya no tenía fuerzas, ya no. Si lo hubiese cogido, habría descubierto que no se trataba de nada más que tú con un ramo de rosas, una disculpa y, por supuesto, tu sonrisa. Lástima que el teléfono siguiese sonando para siempre.
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PD: Se lo dedico a Natalia Canas que me ha hecho subirlo J

Caminar, un paso tras otro, continuar.

Con el tiempo aprendes a cerrarte sobre ti, a hacerte un ovillo alrededor de tu corazón para parar con tu cuerpo las balas. Con el tiempo aprendes a caminar sola, con el tiempo, aprendes a no confiar en nada ni en nadie, a veces. Te acostumbras a ver caras nuevas cada día de tu vida, y a que desaparezcan cuando ya tienen lo que necesitaban, puede que incluso las sepas reconocer con los años. Y es que así funciona la gente, así funciona el mundo, las personas están a tu lado un día sí, otro también, y cuando crees que se quedarán, justo en el momento en el que crees que jamás se irán, dicen adiós. Y te preguntarás qué debes hacer entonces, y te diré que no lo sé, que lo que yo hago es andar, un paso, otro paso, otro, otro, otro más. Y así voy, construyendo el rumbo hacia ninguna parte, girando algunas veces para que no se vuelva tedioso. Puede que haya personas que se unan a tu caminar, solo por el hecho de que ellos también lo necesitan, y también puede que se vayan con el tiempo, cuando ya no necesiten continuar con el camino, o simplemente estén cansados.


Que fácil es a veces enamorarse.


No hace falta que me digáis eso de que perdéis la cabeza por eso de que sus caderas...Ya sé de sobra que tiene esa sonrisa y esas maneras, y todo el remolino que forma en cada paso de gesto que da. Pero además la he visto seria, ser ella misma, y en serio que eso no se puede escribir en un poema.
Por eso, eso que me cuentas de que mírala cómo bebe las cervezas, y cómo se revuelve sobre las baldosas y qué fácil parece a veces enamorarse. Todo eso de que ella puede llegar a ser ese puto único motivo de seguir vivo y a la mierda con la autodestrucción. Todo eso de que los besos de ciertas bocas saben mejor es un cuento que me sé desde el día que me dio dos besos y me dijo su nombre. Pero no sabes lo que es caer desde un precipicio y que ella aparezca de golpe y de frente para decirte ''Venga, hazte un peta y me lo cuentas'' 
No sabes lo que es despertarte y que ella se retuerza y bostece, luego te abrace, y luego no sepas cómo deshacerte de todo el mundo. Así que supondrás que yo soy el primero que entiende el que pierdas la cabeza por sus piernas, y el sentido por sus palabras, y los huevos por un mínimo roce de mejilla.
Que las suspicacias, los disimulos cuando su culo pasa, las incomodidades de orgullo que pueda provocarte son algo con lo que ya cuento. Quiero decir que a mí de versos no me tienes que decir nada, que hace tiempo que escribo los míos.
Que yo también la veo, que cuando ella cruza por debajo del cielo solo el tonto mira al cielo. Que sé como agacha la cabeza, levanta la mirada y se muerde el labio superior. Que conozco su voz en formato susurro, en formato gemido y en formato secreto. Que me sé sus cicatrices y el sitio que la tienes que tocar en el este de su pie izquierdo para conseguir que se ría, me sé lo de sus rodillas y la forma de rozar las cuerdas de una guitarra.
Que yo también he memorizado su número de teléfono, pero también el numero de sus escalones y el número de veces que afina las cuerdas antes de ahorcarse por bulerías. Que no solo conozco su última pesadilla, también las mil anteriores, y sé que no tengo cojones a decirla que no a nada porque tengo más deudas con su espalda de las que nadie tendrá jamás con la luna. Que sé la cara que pone cuando se deja ser completamente ella, rendida a ese puto milagro que supone que exista. Que la he visto volar por encima de poetas que valían mucho más que estos dedos, y la he visto formar un charco de arena rompiendo todos los relojes que la puso el camino, y la he visto hacerle competencia a cualquier amanecer por la ventana: no me hablen de paisajes si no han visto su cuerpo.
Que lo de "mira sí, un polvo es un polvo", y eso del tesoro pintado de rojo sobre sus uñas y solo los sueños pueden posarse sobre las cinco letras de su nombre.
Que te entiendo. Que yo escribo sobre lo mismo. Sobre la misma. Qué razones tenemos todos. Pero yo muchas más que vosotros.
 



Taylor Durden.

Es dificil gozar con un ''te quiero'' propio.

Y es así, nos guste o no. El tiempo funciona sin pilas. Los trenes no esperan y se largan. Los capuchones de los bolígrafos se pierden. Las palabras son inversamente proporcionales a todo lo que queremos decir. La batería de los móviles siempre falla. Las miradas ya son sin compromisos. Las drogas un medio de vida. La música pierde interés por sus letras. Los ordenadores tienen un chip para no querer volver a encenderse cada dos años. Los zapatos se desgastan. El amor se denuncia por malos tratos. Los sueños siempre llegan con retraso. El pasado te hace rebobinar tu vida. Los días martes y trece conspiran contra a ti. Los besos se agotan. La esperanza desespera. Las leyes se imponen sin venir a cuento. El tabaco mata. Los lunes son odiosos. Las relaciones se destiñen. Los compromisos se desentienden. Las luces se funden. Tu maleta pesa más de la cuenta. Los autobuses marean. Los sentimientos se confunden. Los semáforos siempre se ponen colorados si los miras. Los bordillos están dónde no te los esperas. Las prisas te retrasan. Los momentos son instantes. Los perros ladran por que sí. Y los gatos son muy perros. Los tipos malos son muy malos y los tipos buenos no son tan buenos.

Partirle la cara a quien se ponga por delante.


Me levanto todas las noches pensando en ella, en entrar en su habitación, en raptarla y en partirle la cara a quien se ponga por delante.
-Ella es la razón por la que me despierto todos los días y también por la que no me puedo levantar.



En este mismo instante.

En este mismo instante alguien se despierta en la ciudad, y alguien cierra sus ojos para dormir, o para soñar, o simplemente para no ver su realidad. Una mirada se cruza entre dos desconocidos.
En este mismo instante alguien da un abrazo, alguien un puñetazo, alguien está sintiendo los ojos del rechazo. Alguien anda abandonado con la mente perdida, y alguien se siente perdidamente enamorado.

No tengo miedo a los kilómetros de distancia.


Soy pequeñita, pero tengo un aeropuerto lo suficientemente grande para dejar aterrizar a cada una de tus sonrisas, y no tengo miedo, no tengo miedo a los kilómetros de distancia, ni a los milímetros que separan nuestras bocas antes de perder el control. Quizás solo se trata de buscar un poco de calor en una ciudad que tirita de frio, de poner los sueños por encima de la luna, es más que deseo, más que mis sabanas te echen de menos esta noche, es la persona perfecta en el momento adecuado una explicación complicada apta para corazones excesivamente felices. No sé si lo entiendes, pero cierra los ojos, y piensa un poco en mí. 

Recuerdos.


Hay momentos en la vida que podríamos estar recordándolos siempre. Recuerdos que te hacen sonreír, recuerdos que te hacen llorar, recuerdos que todos tenemos, como por ejemplo, la primera vez que se te cae un diente, las primeras vacaciones con tu mejor amiga, el primer beso, la primera vez que te traicionaron, o el primer corazón roto. Gracias a todos estos recuerdos somos más fuertes, aprendimos a luchar contra todo el mundo que se pusiera en nuestro camino, porque, estos recuerdos nos servirán en un futuro para no tropezar con la misma piedra. En conclusión, la vida está llena de recuerdos, algunos pueden que sean muy malos, de los malos se aprende y luego se olvida, y de los buenos...  los buenos merecen ser recordados toda una vida y parte de la siguiente.

Ganas de ti.


No sabes lo que siento cuando te veo sonreír, ni cuando me abrazas, ni cuando me hablas, ni cuando estás cerca. No, no lo sabes, ni si quiera te lo podrías imaginas, no te imaginas todo lo que te echo de menos cada día, ni lo mucho que adoro tus besos, ni lo que me gustan tus mensajes…  La verdad que no hay palabras para definir todo lo que te quiero, lo importante que eres para mi, y la suerte que tengo de tenerte. Es demasiado lo que siento para poder expresarlo. Es una sensación rara, muy extraña, pero a la vez es la mejor sensación del mundo. Son ganas de verte, de sentirte, de poder estar a tu lado, de todo. En estos momentos solo puedo gritar de felicidad, porque tengo ganas de llamarte, ganas de escuchar tu voz, ganas de tenerte a mi lado,  ganas de ti.