Para hablar de mí, me faltas tú.

Eres mi sonrisa nº

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Jamás me rendiría.



Bonito es detenerme en el camino para mirar tu sonrisa e imaginar que puedo ser la razón, tocar tus labios y sin darme cuenta lograr saber lo que quiero. Por eso, si crees que te voy a soltar la mano porque el camino se pone difícil te equivocas. Nunca podría rendirme frente a algo que se para justo ahí, donde mas lo necesito y me enamora con tan solo con una mirada. 
Y así es... no podría dormirme sin antes recordarte un poco de lo nuestro, mi amor.

Nuestra historia.



Con el paso del tiempo me voy metiendo en esta historia, envolviéndome en oraciones, deletreando mi destino. No hace falta que te nombre, no hace falta que te llame, siempre estás ahí. No alcanzo a escribir diez palabras y tengo la necesidad de pensarte.
Cuando llego a un punto y empiezo un nuevo párrafo  me detengo para recordarme que no debo cometer los mismos errores, pero me doy cuenta que todo es diferente y que nada me va a detener.
Soy, eres, somos, seremos –quizás- esa preciosa historia que a muchos les roba una sonrisa.