Para hablar de mí, me faltas tú.

Eres mi sonrisa nº

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Lo sabremos.

A los cinco años nos preguntaban qué queríamos ser de mayores, y contestábamos cosas como: Astronauta, presidente o en mi caso, princesa. A los diez volvieron a preguntárnoslo, y dijimos: Estrella del rock, vaquero, futbolista.. Pero ahora que somos mayores, quieren una respuesta seria. A ver qué os parece esta: ¿Quién lo sabe?
No es momento  tomar decisiones rápidas, es momento de cometer errores, de subirse al tren equivocado y extraviarse, de enamorarse a menudo.. De licenciarse en Filosofía, porque es imposible hacer carrera en ella. De cambiar de idea y de volver a cambiar, porque no hay nada permanente, así que cometed todos los errores que podais, y algún día cuando nos pregunten qué queremos ser, no tendremos que adivinarlo. Lo sabremos.

                                         #Twilight

Nada perdura.

Cuando me preguntas si el mundo siempre fue así, un lugar lleno de cenizas, como lo vemos tú y yo día tras día, se me hace cada vez más difícil decirte que no, por que con el paso del tiempo mi memoria va borrando las imágenes de aquellos días donde había luz y yo era feliz. El hombre posee grandes virtudes como el amor o la esperanza, pero también está el poder de la autodestrucción. Todo en un sentido es finito. Nada perdura, ni tan siquiera los dinosaurios, que durante miles de años poblaron la Tierra. Incluso ellos sucumbieron. Todo es un ciclo. A veces, cuando llega la primavera, contemplamos cómo florece el árbol del jardín o cómo unos pájaros hacen su nido en el tejado de nuestra casa. Pero llega un año en el que ese árbol deja de florecer o esos pájaros dejan de anidar. Entonces algo cambia, pero nuestros compulsivos movimientos diarios apenas nos dejan ver más allá de los sucesos que tanto nos acechan y nos agobian, y que tan importantes son para nosotros, pero tan insignificantes son para la humanidad. Eso creo que es lo que ha pasado, que no hemos sido capaces de mirar más allá de nuestro resquebrajado caparazón, y un día de repente todo se ha venido abajo, y lo que antes era tan importante, ahora simplemente ha dejado de existir.

Puede que no tan mal.

Me pierdo, entre ese oscuro y complejo camino, nadie esta ahí para ayudarme, las personas que siempre acompañé fielmente, me guiaron hasta la entrada, y allí se quedaron, ninguno de ellos se animo a meter un pie dentro para acompañarme. Su ultimo gesto: una (falsa y mentirosa) sonrisa. Estoy sola. O quizás no tan sola. Un mundo de sensaciones dentro de mi cuerpo me dominan, nada de eso es muy agradable. Si logro conseguir el sueño en aquel lugar, solo tengo pesadillas. Algo falta para sentirme completa, pensé que era compañía, pensé que era sinceridad, pero pensé mal. Es solo un poco de comprensión. Ya me aburrieron sus palabras, nada voy a solucionar con eso. ¿Las mentiras? me hacen mal. Pero, no me pueden hacer tan mal si ya lo habían hecho mas de cuarenta veces. Tampoco quiero forzar nada para cambiarlo, una vez logré verme capaz, puede que esta sea la segunda (o puede que no

Hoy tu sonrisa me motiva a seguir. Tu cariño me acaricia el alma y contesto "no me puedo rendir"... sentir tu aroma me hace inmensamente feliz.

Cómplices de la noche.

Y ya no sé si todo está bien o mal, si los días son mejores sin ti o por lo contrario, se descontrola mi vida cada vez que te pierdo. Quiero estar bien, ser feliz, vivir, compartir, lograr ser algún día aquella que imaginé en mi pasado. Me gusta sentirme querida pero me mata que no seas tú. Sentirme querida por los demás está bien pero no me llena. Es raro. Me llenan tus noches. Tus besos. Tus ojos. Tus manos. Tu voz. Tus gestos. Tus movimientos. Tu cuerpo. Cada parte de ti hace un todo que me llena hasta el último milímetro de mi ser. Como la lluvia al caer lentamente de noche por las calles. Nadie se fija en ella pero yo la siento, la escucho, la toco, la observo y me relajo. Me gusta sentir aquello que la gente no valora. Sentirte. Besarte. Amarte aunque sólo sea esa noche. Una. Única. Me basta para querer luchar porque cuando te miro siento en ti el más grande deseo encerrado en una jaula de cristal que se rompe a cada roce de nuestros cuerpos. La noche te debilita y yo me aprovecho. No puedes hablarme y mirarme a los ojos porque te mata mi mirar. Inocencia reflejada en mis ojos. Te mata en lo más profundo de tu ser y me besas. Sin más. Paras el mundo con un beso. El tuyo. El mío. Los segundos mueren entre nuestros labios. Pasan los días, sin embargo, las noches que compartimos parecen ser siempre las mismas.

Y es que guardan la esencia de nuestros mejores momentos.