Para hablar de mí, me faltas tú.

Eres mi sonrisa nº

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Nada perdura.

Cuando me preguntas si el mundo siempre fue así, un lugar lleno de cenizas, como lo vemos tú y yo día tras día, se me hace cada vez más difícil decirte que no, por que con el paso del tiempo mi memoria va borrando las imágenes de aquellos días donde había luz y yo era feliz. El hombre posee grandes virtudes como el amor o la esperanza, pero también está el poder de la autodestrucción. Todo en un sentido es finito. Nada perdura, ni tan siquiera los dinosaurios, que durante miles de años poblaron la Tierra. Incluso ellos sucumbieron. Todo es un ciclo. A veces, cuando llega la primavera, contemplamos cómo florece el árbol del jardín o cómo unos pájaros hacen su nido en el tejado de nuestra casa. Pero llega un año en el que ese árbol deja de florecer o esos pájaros dejan de anidar. Entonces algo cambia, pero nuestros compulsivos movimientos diarios apenas nos dejan ver más allá de los sucesos que tanto nos acechan y nos agobian, y que tan importantes son para nosotros, pero tan insignificantes son para la humanidad. Eso creo que es lo que ha pasado, que no hemos sido capaces de mirar más allá de nuestro resquebrajado caparazón, y un día de repente todo se ha venido abajo, y lo que antes era tan importante, ahora simplemente ha dejado de existir.

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