Para hablar de mí, me faltas tú.

Eres mi sonrisa nº

contador de visitas

Y la esperanza fue eterna.

Día tras día, iba camino a sentarme en aquel banco, nuestro banco… en el que me prometiste amor eterno… Cada hora, cada minuto, cada segundo que pasa, me decía y me convencía a mi misma que volverías, que en cualquier momento, giraría mi cabeza y que te vería dirigiéndote hacia mí, con un gesto vergonzoso y diciéndome mil veces que lo sentías por llegar tarde y para no cabrearme me darías un beso y me sacarías esa sonrisa que nadie, excepto tú podías. Cada segundo, cada minuto, cada día, cada mes que transcurre, mis fuerzas no son lo que eran antes, pero mi corazón dice que volverás, que volverás y nunca más te marcharás de mi lado. No sé si me he vuelto loca, lo único que sé es que me estoy muriendo, y ya no puedo más con mi alma. Hoy sentada en el banco con las mejillas húmedas de mis lágrimas, mis fuerzas agotadas, con un intenso cansancio, me he acomodado. Pronto me ha venido a la mente todos los momentos por los que pasamos y por supuesto he recordado tu imagen tan perfecta. Y viendo tu imagen en mi mente he cerrado los ojos para no abrirlos nunca más.

Y ese fue el último día de mi existencia.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Tu reacción: